“Cristo ha Resucitado” Feliz y santa fiesta de Pascua para todos vosotros, hermanos y hermanas, aqui presentes.

 

“Cristo ha Resucitado”  Feliz y santa fiesta de Pascua para todos vosotros, hermanos y hermanas, aqui presentes. Y para vosotros peregrinos venidos de todas las Iglesias, y para todos vosotros, fieles en toda nuestra diocesis, en Palestina, Israel, Jordania y Chipre. Para todos los habitantes de esta tierra, cristianos, hebreos, musulmanes y drusos, pedimos a Dios que la gracia de la Resurreccion pueda ser una bendicion y un manantial de paz, de proteccion contra toda opresion, y de animo para enfrentar todos los desafios en la dificil vida de esta Tierra Santa. A vosotros, pueblo hebreo que celebrais la Pascua, rogamos que la Pascua sea para vosotros y para todos un manantial de paz, justicia y reconciliacion.

Hermanos y Hermanas, delante del sepulcro vacio, aqui en Jerusalen, con las generaciones pasadas de los creyentes, con todos los creyentes en toda la Iglesia, con alegria nosotros reafirmamos nuestra fe: “Cristo ha resucitado” “Si, Verdaderamente ha resucitado”

Con gozo escuchamos el relato de la Resurreccion y las palabras del angel a las mujeres que volvieron al sepulcro a llorar por Cristo después su muerte: “‘No temais’ buscais a Jesus, el Crucificado; ha resucitado, como lo habia dicho.” (cf. Mt 28, 5-6). Nosotros tambien, buscamos al Crucificado, que nos amo y se entrego por nosotros. Nosotros buscamos al Crucificado, nosotros creemos que esta resucitado y queremos ver en esta tierra la gloria de la Resurreccion.

Tenemos siempre necesidad en este pais de escuchar la palabra de Dios que nos dice: “No temais” pues numerosas son las razones para temer y sentirse debiles y abandonados. La Palabra de Dios nos sustenta y nos recuerda a Aquel en quien hemos creido. Ella nos dice hoy: “‘No temais! Yo he vencido al mundo” (cf. Jn 16, 33) Vosotros tambien podeis vencer ahora el mal en vuestra vida.

Nosotros hemos renovado durante la Semana pasada nuestra fe en Jesus Crucificado. La renovamos tambien hoy: Creemos en un solo Senor, Jesucristo, aqui muerto y resucitado, por nosotros y por nuestra salvacion.

Nosotros buscamos a Cristo Resucitado para recibir de El el saludo que dio a sus apostoles, y por medio de ellos al mundo entero y a nuestra tierra tambien: “‘Paz a vosotros'” (Jn 20, 19). Esa paz que, aqui, se repite facilmente sobre los labios y que permanece un objetivo dificil de alcanzar. Pero como El ha encontrado a los discipulos de Emaus, en su cansancio y desaliento, nosotros creemos, que un dia, Jesus vendra a nuestro encuentro en cada punto de esta tierra. Su paz vendra, y ella saldra al encuentro de los corazones de todos aquellos que la buscan, de todos aquellos que se hayan purificado, tornandose dispuestos a aceptar la vocacion de esta tierra, lugar de Redencion y reconciliacion para todos.

Si, hoy dia tambien, en el medio de nuestras dificultades, aqui, Jesus viene a nuestro encuentro y nos dice: “‘Paz a vosotros'”. Vosotros que teneis miedo, que titubeais, que no sabeis mas adonde ir o que hacer, ‘creed’, pues Dios es fiel. La vida es dificil. Pero nosotros sabemos que la fe puede trasladar montanas. La fe es fuente de vida: “Quien cree en mi -dice Jesus- tiene la Vida Eterna.” (Jn 6,47). ‘Sed fuertes’, ‘llevad vuestra cruz, y caminad con paciencia y perseverancia’ Vosotros podreis caer de cansancio bajo el peso de las pruebas de la vida cotidiana, frente al futuro siempre incierto. ‘Seguid caminando’ No estais solos en el camino. Aquel que ha dich “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida” (Jn 14, 6), Aquel que ha marchado por las callejuelas de esta ciudad y sobre los caminos de nuestra tierra, El mismo continua hoy a caminar con vosotros. Por vosotros y para llenaros de la alegria de Dios, y cualesquiera que sean las penas de esta vida, El ha Resucitado en la gloria.

La muerte y la Resurreccion son un mensaje para todos vosotros que sufris en este pais, y que estais en la busqueda de una paz que parece imposible. Vosotros que no considerais  la vida sino en la guerra y la muerte del otro, vosotros que matais, vosotros que vais a la muerte, vosotros que odiais, a todos vosotros, Jesus, aqui y hoy, os dice: “‘Paz a vosotros'”. “Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazon ni se acobarde” (Jn 14, 27). La paz que yo os doy es una paz que vosotros debeis hacer, una paz para todos y una justicia para todos y una reconciliacion con todos. Una paz que respete las propiedades ajenas, la tierra del otro. Una paz que libere a esta tierra de los criterios de muerte y de la guerra y que la gobierne para los dos pueblos de todas las religiones. La tierra es toda de Dios y hoy, esta tierra, es morada de dos pueblos. Y todo gobernante deberia reconocer la voluntad de Dios sobre esta tierra manifestada en las fases sucesivas de toda su historia. Si no, como ha sucedido hasta hoy, en vez de gobernarla, sembrara en ella la muerte y la destruccion.

Celebrar la fiesta de Pascua en Jerusalen, es ponerse de nuevo delante de Dios y releer la historia delante de El, con su voluntad de salvar aqui la humanidad entera. Es, pues, acoger la gracia de Dios, y como El gobernar y actuar para servir a todos los hijos de Dios, y para hacer de esta tierra una tierra de acogida para todos sus hijos, a fin que ella no sea una tierra de muerte, de odio y de muros de separacion, sin paz, sin seguridad y sin tranquilidad.

La muerte, aqui, la hemos vivido y todavia la vivimos. Pero, este dia de la Resurreccion nos invita a contemplar a Dios en la obra de su Creacion y en esta tierra donde El ha renovado la Creacion por la Cruz. “Mi Padre -dice Jesus- trabaja hasta ahora, y yo tambien trabajo” (Jn 5,17). Nosotros creemos en esta presencia de Dios que nos acompana; nosotros llevamos nuestra cruz, y nosotros trabajamos en este pais por la Resurreccion de todos en el perdon y la reconciliacion. Con san Atanasio, obispo de Alejandria, nosotros tambien decimos: “el verdadero regocijo, la autentica solemnidad es el alejamiento de nuestras desgracias” y la gran desgracia es el rechazo de la luz y de la vida. Nosotros le pedimos a Cristo Resucitado que aleje de nosotros nuestras desgracias, o que aleje de nosotros la debilidad frente a las desgracias, y que nos llene con Su Espiritu de fortaleza que nos conduce sobre la senda del Calvario, de la vida y de la Resurreccion. Amen.

+ Michael Sabbah, Patriarca