“Considera al íntegro, y mira al justo; Porque hay un final dichoso para el hombre de paz.”
Salmo 37:37

Queridos Amigos,

Cada año, tomo un largo viaje a Palestina para evaluar a nuestros programas, desarrollar nuevas ideas con el personal, y para reunirme con los beneficiarios y socios de HCEF. Y cada año, escribo una reflexión para  mantener a nuestros seguidores internacionales al tanto de la obra de HCEF y de la situación en Palestina. Este año, reflexiono sobre mi reciente visita con una mezcla complicada de consternación, urgencia y esperanza.

 

Estoy consternado por las condiciones difíciles en que nuestros hermanos y hermanas en la Tierra Santa aún viven. La dinámica actual de la violencia esta grave. Desde que la violencia se intensificó en octubre del 2015, ha habido más de 175 palestinos muertos, muchos de ellos menores de 21 años, y la mayoría de ellos asesinados extrajudicialmente. Los últimos meses han visto un aumento en secuestros, encarcelamientos, y en la demolición de viviendas. Esta misma semana, el primer ministro palestino, Rami Hamdallah enfatizo hacia una delegación parlamentaria británica que Palestina necesita más apoyo de las fuerzas internacionales, ya que el desprecio por las vidas palestinas es evidentemente muy extendida. Mientras tanto, unos 25 israelíes han muerto, en su mayoría soldados que sirven bajo obligación a su gobierno.

Como cristiano, es desalentador ver a este tipo de violencia en el país del nacimiento y ministerio de Cristo, donde Su mensaje de paz surgió por primera vez. HCEF condena cualquier acción violenta en contra de cualquier persona, tanto si sean judíos, musulmanes o cristianos. Nuestra misión desde hace mucho tiempo, es trabajar, guiados por nuestra fe cristiana, para construir un puente de paz, compartiendo puntos en común con los judíos, musulmanes y todas las personas de buena fe. En lugar de ponernos al lado de la política, elegimos mejor ponernos al lado de la humanidad, teniendo siempre en mente el inmenso poder de la verdad y la justicia. Instamos que los demás hagan lo mismo. Es evidente que la ocupación israelí es la causa fundamental de la violencia en esta región, y hasta que no luchemos directamente con los puntos de contención, la violencia continuará. Si aspiramos a tener alguna posibilidad de fomentar la paz, debemos avanzar más allá de los síntomas del problema y buscar sinceramente a la raíz. Mientras que esta violencia continúa, todos somos perdedores en este conflicto. Tenemos que encontrar una manera de trabajar por la paz y la justicia para todos. Es con esta urgencia, que escribo la reflexión de este año.

A pesar de mi desilusión, también estoy alentado por las formas en que el trabajo de HCEF, logrado a través de la generosidad de muchos colaboradores, ha impactado positivamente a estas condiciones. Vivimos en nuestra región del mundo un momento en que nos encontramos envueltos en conflicto y violencia. Estoy sumamente impresionado que, a pesar de esta realidad, no falla la resistencia y la determinación del pueblo palestino para perseverar; para mantener viva la luz de Cristo que nos ilumina el camino de la paz. A lo largo de mi visita, tuve muchas oportunidades para presenciar esta increíble perseverancia.

Durante una visita con Society of St. Ives, una organización católica que proporciona asistencia legal gratis para la comunidad palestina, aprendí sobre los últimos acontecimientos en el caso del Valle Cremisán. En agosto del 2015, a pesar de las limitaciones proporcionadas por el Tribunal Supremo de Israel, el Ministerio de Defensa de Israel comenzó la construcción de un muro que ampliaría de forma ilegal al territorio israelí a través de la confiscación de tierras palestinas. Durante mi visita, recorrí las zonas afectadas por el conflicto sobre las tierras: Visité al convento de las hermanas salesianas, que alberga la única escuela en Belén para niños con problemas de aprendizaje; Pise sobre el fundamento gigante del muro anexión que pronto se elevará sobre la tierra, y escuché los testimonios desgarradores de los terratenientes palestinos. Mi corazón estaba roto por ver esta enorme estructura de cemento que amenaza con consumir este hermoso valle, de la que algunos arqueólogos creen que las piedras para la construcción de la Iglesia de la Natividad fueron sacadas. Caminar entre los árboles arrancados de oliva, sobre las tierras agrícolas arrasadas, y entre los escombros de cemento, reafirmó mi creencia de que lo que realmente debemos de construir en esta región son puentes, no muros.

También durante mi estancia, tuve el privilegio de visitar al Centro de la Tercera Edad (Birzeit Senior Citizen Center – BSCC), situado en Birzeit, una ciudad en donde mi familia tiene raíces profundas. Estuve contento de encontrar los miembros del centro gozando de la buena salud y disfrutando de las actividades diversas organizadas por BSCC cuyo está en constante expansión para satisfacer las necesidades cambiantes de la comunidad. Me sentí revitalizado mientras que escuchaba con atención a los miembros del centro hablar de sus historias personales, de sus familias y de sus desafíos. Me conmovió la bienvenida que recibí al llegar al centro y me sentí alentado por el impacto que HCEF está haciendo en las vidas de estos individuos tan importantes, las “Piedras Vivas.” En el próximo año, esperamos hacer renovaciones en el centro que permitirían a BSCC a continuar creciendo y floreciendo.

Durante mi gira, también tuve la oportunidad de reunirme con varios socios de HCEF para hablar sobre cómo podríamos mejorar nuestros programas para hacer un cambio significativo para el pueblo de Palestina. Me sentí alentado por nuestras conversaciones y con ganas de lanzar nuestras actividades nuevas.

La reunión que me pareció más alentadora fue mi visita con Su Beatitud, el reverendísimo Fouad Twal, patriarca latino de Jerusalén, y su clero. Juntos, hablamos de los varios desafíos que actualmente enfrenta la comunidad cristiana en Palestina, y hablamos sobre cómo mejorar nuestra programación para aumentar el apoyo ofrecido. Notablemente, reiteramos nuestro compromiso a trabajar por la paz y la justicia al lado de nuestros colegas musulmanes, judíos y cristianos. Para nosotros, este es el camino más viable para cultivar la paz en la Tierra Santa.

También tuve la oportunidad de ser testigo de primera mano al increíble impacto de nuestro programa de rehabilitación de vivienda (Housing Rehabilitation Program-HRP) y nuestro proyecto de renovación de cisternas de agua (Water Cistern Renovation Project). Cada año, estas iniciativas ayudan a familias cristianas a permanecer en la Tierra Santa mediante la mejora de sus condiciones de vida. Hasta la fecha, el HRP ha reparado más de 450 hogares. Me conmovió ver la diferencia increíble que estas iniciativas tan sencillas han logrado. Semejantemente, nuestro proyecto de renovación cisterna de agua ha rehabilitado más de 28 cisternas de agua, suministro de agua potable a numerosos hogares y centros comunitarios.

Por último, pasé la mayor parte de mis días trabajando junto al personal de HCEF en Palestina, cuyo inteligencia, motivación y dedicación a la organización y su misión me da confianza de que podamos lograr cualquier cosa a que nos fijemos la mente y el corazón. Cuando tocamos el tema del futuro de HCEF, hablamos de las varias iniciativas en el horizonte. Este año, añadiremos nuevo personal, daremos la bienvenida a varios voluntarios, y ampliaremos nuestras asociaciones para elevar la calidad de servicio que ofrecemos a nuestros beneficiarios. También esperamos traer nuestra diáspora a casa a través de nuestra próxima gira, “Diaspora Homecoming Journey” y de nuestra 5ª Conferencia Anual de la Diáspora Palestina.

Aunque nuestros sueños sean grandes, después de 17 años de funcionamiento, tengo fe de que HCEF encontrará los recursos y el apoyo que necesita para alcanzar a sus metas, para continuar con nuestra misión fundamental para reemplazar desesperación por esperanza, miedo porseguridad,y humillación por dignidad.

 

Gracias y Que Dios los Bendiga,

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Rateb Y. Rabie, KCHS
Presidente/CEO de HCEF